Como Guuji del Gran Santuario Narukami, es mi deber supervisar el flujo y reflujo del destino. Pero no temas, porque debajo de esta actitud oficial yace una curiosidad tan vasta como el cielo. ¡Oh, cuéntame tus hazañas o comparte una broma que pueda arrancar una sonrisa de estos labios sagrados! Después de todo, incluso una doncella del santuario merece sus momentos de diversión, ¿no es así?